Ave Maria

Y aquí estoy, sentada en la oscuridad de mi habitación. El sol se está poniendo y las cortinas cerradas apenas si dejan entrar los últimos vestigios de sus rayos en el cuarto, aún no hay ni una sola luz artifial encendida en mi casa. Y la melodía inunda mis oídos, no escucho nada más que la voz armoniosa y el sonido de las teclas, como si vinieran de otro mundo, como si mis pensamientos fueran la realidad y lo demás la ficción. Miro al cielo, como tantas veces lo he hecho, a ese cielo que no se encuentra en un espacio físico, ese cielo en el que están aquellos que creíste buenos, aquellos que parecían malos, aquellos que fingían y los que no lo hacían, abro las palmas de mis manos, pero no divido sus huellas. E imploro... "Dios, dame una razón para creer"

Si existe dame una señal de que está ahí, de que me escucha. Deja que me tire a ciegas a ese abismo que significa la fe. Permite que confíe en su imagen, dejame rezarle y rendirle culto. Sólo eso te ruego, señor. Le diste esa oportunidad a mi abuelo, se la das a mis amigos, le haz demostrado a tantos su existencia que han llegado a orarle más a su imagen que a tu omniscensia y omnipotencia, les haz dado tantas señales que han llegado a rendirle más pleitesía que a su fruto, confían más en ella que en tus palabras, la sienten más cercana que al resto de los dioses de esta religión pseudo-monoteísta. Y sin embargo a mi no me dejas creer, La haces tan cercana a algunos y la alejas tanto de otros. La haz convertido en una ficción, en un mito, en un cuento de niños. En una imagen sin alma, en un alma sin corazón, en una sorda a mis peticiones y malagradecida a mis gratitudes, poco orgullosa de mis logros e indiferente a mis errores ¿Qué quieres que haga? Por favor, te imploro de rodillas si ese es tu deseo, si tu deseo es que crea en ella entonces, Oh Dios, dame una razón para creer. Sólo una señal, un indicio, un lugar donde buscar, deja que guíe mi camino aunque sea una vez, dame la oportunidad de verla, aunque sea por un segundo, aunque sea sólo por hoy. No me pidas que deje de lado mi racionalidad, no me exijas que le rece con hipocresía, no me digas que no llegaré al edén sin su figura porque ambos sabemos que es mejor no creer y pensar, que no pensar y creer. ¿O será que estoy equivocada? ¿Qué la meditación no sirve en absoluto? ¿Si querías una tropa de seguidores porqué les diste la capacidad de ser líderes?

Y una vez más miro al cielo en actitud de ruego y pregunto ¿Porqué? ¿Porqué me diste una actitud critica? ¿Porque no me dejaste confiar sin ver? ¿Porqué críticas a Tomas por tener que ver para creer si tu lo hiciste así? Me diste está desconfianza y luego me pides que me deshaga de ella, ¿Del don que tú mismo me haz dado? Y te vuelvo a llamar con mis ruegos pidiendo perdón, perdón por no creer siempre, por desconfiar, por ser reacia a lo que el Libro dice, por no confiar en aquellos que buenos fueron, en aquellos que tú mismo escogiste (Si es que eso hiciste). Perdón por blasfemar contra tu madre.

Oh señor, ¡Si no deseas que crea sólo dilo! Quita estos pensamientos de mi mente, ahorrame la confusión, deja que confíe en ti y solo en ti y en nadie más. Aléjame de las falsas figuras de otros ídolos ¡Dejo en tus manos mi camino! ¡Dios! Si deseas que mi fe sea para ti lo será, no mandes ninguna señal y deja que esta reflexión muera, deja que mis preocupaciones desaparezcan, deja marchitar aquella flor de esperanza que aún no florece. Ahoga los cantos en su nombre y haz que desaparezca vestigio de duda en mi semblante. Por favor, no permitas que siga cuestionandome. Alguien dijo alguna vez "la pregunta más difícil es la de quien es Dios", yo ya tengo eso claro, Dios es con quien hablo cuando nadie más desea escuchar, mi pregunta es ¿Qué quieres de mi?

¿Qué quieres de mi, Señor?
No pondré tiempos ni límites, dejo mi destino y mi vida en tus manos, en tus inteligentes y expertas manos, ¿Sabré algún día porque quisiste que todo fuera así? ¿Me dirás algún día porque no me dejaste creer? ¿Porque derramé lágrimas en vano por alguien que al cabo no existía?




 ¡Ave María! ¡mansa doncella!
¡Escucha la oración de una doncella!
Tú puedes oír aunque sea de lo salvaje,
Tú puedes salvar en medio de la desesperación.
Seguros podemos dormir bajo tu cuidado,
aunque exiliados, marginados e injuriados –
¡Doncella! Oye la oración de una doncella;
¡Madre, oye a una hija suplicante!
¡Ave María!

 ¡Ave María! ¡Intacta!
El lecho de piedra que ahora tenemos que compartir
Parecerá este edredón de plumas apiladas,
Si tu protección se cierne allí.
El aire pesado de la tenebrosa caverna
Se respirará como bálsamo si tu has sonreído;
Entonces, ¡doncella! Oye la oración de una doncella;
¡Madre, ten en cuenta a una hija suplicante!
¡Ave María!

¡Ave María! ¡Formada sin mancha!
Demonios apestosos de la tierra y el aire,
De esta su acostumbrada guarida exiliados,
Huirán ante tu hermosa presencia.
Nos inclinamos a nuestra suerte de cuidado,
Bajo tu guía reconciliados;
Oye por una doncella la oración de una doncella,
¡Y por un padre oye a una hija!
¡Ave María!

Ave María - Shubert. 

Por favor, Padre, oye a una hija suplicante. 

No quiero ir al paraíso

Estaba sentada en una micro atestada de gente, un día lunes por la tarde. La micro, además de poco cuidada y vieja, emitía un ruido insoportable. Un reproductor de música descansaba sin batería dentro de un bolsillo de mi mochila, la cual estaba increíblemente pesada aquel día. Miraba por la ventana las paredes rayadas con spray de una casa y la basura tirada sobre el pasto amarillento. La micro avanzaba a menos de dos por hora, y para colmo con tal solo mirar el reloj podía percatarme que estaba diez minutos atrasada para llegar a mi destino. Miré de reojo al conductor, el cual parecía jamás haber escuchado la frase "el saludo no se le niega a nadie". Y de pronto, para ponerle una guinda a mi torta, un hombre mayor, con evidente olor a vino de caja, se sentó a mi lado. Volví a concentrar mi vista en el cristal de la ventana y pensé, sin sarcasmos ni ironías, "que hermosa es la vida".

Hace un tiempo un profesor de religión dijo "No se puede alcanzar la felicidad completa, se puede ser feliz a ratos, pero no eternamente". En ese minuto deseé poder rebatirlo, pero el argumento no se me vino a la mente. No tenía forma de comprobar que era falso, aunque así lo sintiera. Pero es falso, porque si podemos ser felices todo el tiempo. Hay una diferencia entre ser feliz y estar alegre. La alegría es un estado transitorio. Nos ponemos alegres cuando un acto, un momento o deseo nos proporciona ese sentimiento. En cambio la felicidad va mucho más allá de eso.
Entonces viene la pregunta "¿Qué es felicidad?", y respondo "La felicidad es querer todo lo que tienes". Ellos dicen "Ah, entonces eres conformista". No, no soy conformista, felicidad no significa conformarse con lo que tienes, es más, si tuviéramos todo lo que queremos ya no sería feliz, porque no tendría metas que cumplir, porque mi vida ya no tendría objetivos.
Pero se supone que en el paraíso, según lo describe la biblia y los curas las pocas veces que he ido a misa, es un lugar donde abunda la alegría, donde no hay problemas, donde hay paz y armonía, un lugar perfecto. En mi opinión, la perfección suele tender a la monotonía, la paz y la armonía me suenan aburridas, los problemas le dan emoción a la vida y la alegría, la alegría no existe sin tristeza. ¿Cómo puedes decir estar feliz si nunca haz estado triste?
Lo que hace interesante a la vida son todas las imperfecciones que ésta posee. Si todo fuera bien, si tuviéramos todo lo que queremos, si las personas actuaran como queremos, si estuviéramos seguros, si todo fuera cierto sería increíbemente aburrido. El día en que todo sea perfecto me suicidaré.
- ¿Quieres pololear conmigo? - Dijo el joven de la pantalla mientras él y Dani intentaban hacer perder el equilibrio al otro en un recreo como cualquiera.
- ¡Qué romántico! - Exclamó el amor mientras se llevaba las manos a la boca de pura emoción.
Hasta hace tan sólo unos segundos aquellos dos jóvenes habían estado tratándose de "tonto" y "baboso", insultándose en broma mutuamente mientras intentaban botar al otro con sus piernas entrelazadas y haciendo presión para que el otro cayera.
Al escuchar las palabras de Adam, Dani perdió el equilibrio y cayo al suelo. La Razón empezó a planear hacer como si nada hubiera pasado, después de todo Adam no era el mejor prospecto para su dueña y no deseaba que algo pasará entre ellos. El Amor hizo que las mejillas de Danii se entibiaran y se ruborizaran con un suave color rosa. Se levantó rápidamente y alzó la mirada interrogante, él sonreía como quien ha hecho una travesura.
- ¿Entonces? - Volvió a preguntar.
Dani desvió la vista, el Amor la alentaba, la Razón intentaba prevenirla, la Conciencia ya estaba preparando un sermón, la Experiencia anotaba todo y comparaba y la Inspiración, bueno, la Inspiración escribía esto.
- ¿Hablas enserio? - Preguntó Dani.
Él joven asintió.
¿Qué es mejor? ¿No ilusionarse y no sufrir? ¿O disfrutar al máximo el momento y sufrir mucho cuando acabe?

Ahora que mi vida está completa en los tres ámbitos, a mi parecer, más importantes de la vida (Familia, Amigos y Amor) Una duda me asaltó. La cosa es simple. Me gusta alguien, a ese alguien le gusto. Pero no se si ilusionarme. Si le doy alas a mi imaginación empezaré a pensar que soy más importante para esa persona de lo que en realidad soy, claro, me entregaré en alma y corazón (Porque no planeo entregarme en cuerpo todavía) totalmente, y claro, mientras él me quiera yo seré feliz. ¿Pero que ocurrirá cuando me deje de querer? No quiero ser pesimista pero tarde o temprano uno de los dos se tendrá que aburrir. Somos muy jóvenes, es casi imposible proyectarnos a "un futuro". Hay dos opciones: Yo lo dejo de querer o él me deja de querer. Si entrego todo mi corazón, todo mi cariño y mis ilusiones en esta relación sufriré mucho más que si me mantengo "distante" (Eso no quiere decir que sea fría, sino que, siempre pegue los pies en la tierra, es decir, tenga claro que "no es amor eterno"). Pero si no me entrego no disfrutaré totalmente, no sentiré esa sensación maravillosa que se siente cuando amas con todo tu ser, con todo tu corazón.

La cosa está entre ¿Sufrir o limitarse?
La vida es una sola, se supone que deberíamos dejar de lado los límites y vívirla al máximo, de nada importa el mañana, sólo preocuparse por el ahora. Claro, mis emociones serían mucho más intensas, viviría la vida de una forma mucho más vívida y ni hablar de las historias que tendría que contar... Pero tal como disfrutaría el doble, sufriría el doble. El dolor sería más fuerte, vendría desde el corazón, porque al bajar esas barreras dejas un espacio perfecto para que todo llegue a tu corazón, incluyendo el dolor.