Panic At My Mind

Estaba pensando, pensando mucho sobre lo que pasaba dentro de mi mente. Cuando te haces la típica pregunta "¿En qué estaba pensando cuando hice tal cosa?". Típico, metes la pata a fondo y luego, cuando todo esta hechado a perder, te culpas. Pero ¿De que te sirve culparte? ¿De que sirve decirte a tí mismo que lo que hiciste estaba mal? Ya lo hiciste y, como dice Shakira, lo hecho esta hecho. Aunque nos pese, aunque nos duela. Por eso me preguntaba ¿en qué pensaba cuando dije que "si"? ¿Qué me hizo resposder de forma tan presipitada? ¿Quien es aquel que me impulsa a decir lo último que quiero decir?
Y ahi fue cuando decidí hacer aquel viaje a la sede interior de mi mente. Al centro, aquel lugar donde se toman las desiciones, el lugar de donde provienen mis extraños y locos pensamientos.
Llegar allí no fue muy difícil, me conosco lo suficiente como para saber donde encontrar la oficina principal de mis pensamientos. La habitación con la que me encontré era exactamente igual que como me la imaginaba, claro, mi imaginación había sido la arquitecta de aquella pieza tan particular
Una pantalla mostraba mi auto-estima, al igual que mi ego, por lo cielos, mientras que por el contrarío mi depresión, como la mayoría de la veces, rozando el suelo.
Mi inspiración, sentada en un cómodo sillón, estaba escuchando música con los ojos cerrados. Estaba en abstinencía, ya no salía de parranda ni se iba a fiestas sin avisar, dejandome sentada frente a una hoja en blanco sin saber que hacer.
Mis sentimientos estaban dormidos, deseosos de que Cupido los despertara con una flecha. No hacían mucho ruido, estaban calmados.
Mi conciencia estaba alerta, como siempre, a asaltarme apenas cometiera un acto de maldad. Miraba por la ventana esperando ver una luz prendida o un despilfarramiento de dinero.
Mi experiencia estaba anotando todo lo que estaba pasando, para que yo no comietiera los mismos errores que las veces anteriores, aunque en el fondo sus vivencías le advertían que no importaba cuanto lo intentara, yo volvería a caer con las mismas piedras que había caído la vez anterior.
Mi razón estaba de brazos cruzados refunfuñando por mis actos arriesgados. Estaba aburrida de que yo siempre la ignorara.

En el rato que estuve ahí supe algunos detalles, como que mi razón y mis sentimientos no se llevaban muy bien, mientras que mi inspiración y mi experiencia eran muy buenos amigos. Mi inspiración me dió unas cuantas ideas, mi razón me regañó un par de veces, mi conciencia me hizo sentir culpable, mi experiencia me recordó varias cosas y mis sentimientos me conmovieron. Pero sentía que algo faltaba, algo muy importante sin lo cual yo no soy yo.
Mi conciencia estaba culpabilizandome por dejar a Ziel (mi cactus mascota) sólo en casa y mi inspiración estaba teniendo una gran idea, cuando lo escuche. Aquellos gritos entusiastas que pedían que le abrieran la puerta. Mi razón se pusó a refunfuñar denuevo, mi experencia empezó a temblar, mi inspiración sonrió y mi conciencia resopló. Era mi locura, que llegaba tarde, por quedarse haciendo locuras locas (valga la rebundancía). Era ella la que me hacía impulsiva, me decía que dijera "si" cuando quería decir "no", me empujaba cuando no quería ir, me obligaba a arriesgarme cuando no quería hacerlo. Mi locura era la mejor amiga de mis sentimientos, casi siempre estaban juntas, cuando mis sentimientos despertaban mi locura era la primera en saberlo.
Pero no estaba enojada con mi locura por ser tan impulsiva y efusiva, no estaba enojada con ella en absoluto, más bien le agradecía. Porque si la locura no hubiera insistido en que fuera a donde fuí, mi inspiración no tendría que crear; Porque si la locura no me hubiera obligado a decir "si" cuando debía decir "no", mi conciencia no tendría nada que recriminarme; Porque si la locura no me hubiera empujado a saltar cuando no quería saltar, mi experiencía no tendría que recordar; Porque si la locura no me hubiera dicho que me arriesgara cuando lo hice, mis sentimientos no hubieran conocido a quien los despertara; Y porque sin la locura, la razón, simplemente, no existe.

No hay comentarios:

Publicar un comentario